martes, 27 de agosto de 2024

La filosofía de Michael Ende


Texto: Janos Biro Marques Leite

 

 

Resumen: Un análisis filosófico de las ideas de Michael Ende sobre economía y sociedad.

 

Michael Ende, mejor conocido como el autor de La historia interminable (1979), es uno de mis autores favoritos. Hijo del pintor surrealista Edgar Ende, llevó el surrealismo a sus obras literarias y a su cosmovisión. Nació en Alemania, pero también vivió en Italia y Japón, falleció en 1995, a los 65 años, dejando una obra variada, que incluye varias conversaciones, ocurridas principalmente en Japón, en donde replantea la economía monetaria y propone una economía sin dinero.

El tema principal de Ende es la crítica a la modernidad y a la economía capitalista. Esto es más evidente en Momo y los ladrones del tiempo (1973), una obra que es también una declaración de amor por Italia. Momo es una chica con el don de “escuchar a la gente”, quien, con la ayuda de una tortuga mágica, se enfrenta a extraños “hombres grises” que consumen el tiempo de las personas, estos hombres fuman sin cesar, cigarros hechos con flores horarias y convencen a la gente de depositar su tiempo en un banco, ya que “el tiempo es oro”, para obtenerlo después con intereses. Esto acaba transformando al pequeño pueblo en un concurrido centro comercial, donde la gente ya no tiene tiempo para hablar. Este es el discurso capitalista sobre ahorrar tiempo para maximizar las ganancias. El mensaje de Ende es claro: “El tiempo no es dinero, el tiempo es vida”.

Momo se interpreta fácilmente como una crítica a la modernización y a la aceleración del tiempo en las ciudades. Pero el mensaje de Ende no se limitó a elogiar la lenta vida del campo. Su preocupación era la pérdida de un elemento que consideraba esencial y que también está presente en La historia interminable: la capacidad de soñar, imaginar y pensar en otros mundos posibles. En otras palabras, las condiciones para la reflexión filosófica sobre el mundo en el que vivimos. La crítica teórica de Ende al capitalismo se explica mejor en entrevistas y conferencias que dio en Japón, razón por la cual la mayoría sólo están disponibles en japonés.

Este análisis fue lo mejor que pude hacer con el contenido que encontré, principalmente gracias a un sitio llamado El jardín filosófico de Miguel, que ya no está disponible en Internet, pero cuyo contenido guardé en un archivo de texto hace muchos años. Gran parte de este material es difícil de encontrar, por lo que se trata de un análisis basado en obras de ficción y extractos traducidos de sus conversaciones sobre dichas obras.

Las influencias de Ende son peculiares. Por una parte, la antroposofía de Rudolf Steiner, fundador de la pedagogía Waldorf y la agricultura biodinámica. Por otro lado, también admiraba las ideas del economista Silvio Gesell, anarquista y fundador de la Freiwirtschaft, una escuela económica anarquista poco discutida y probablemente controvertida.

En Fantasy, Politics, Culture (1982), registro de conversaciones y debates públicos con varios intelectuales y artistas, Ende dice que, las personas están perdiendo la capacidad de soñar con el mundo que realmente quieren, porque están limitadas por un modelo “económicamente viable”:

En el siglo XVI surgió la idea de medir todo por cantidad. Sólo se autorizaba aquello que se podía contar o medir y esta tendencia lleva a la negación de la calidad, ya que la calidad no puede evaluarse mediante el pensamiento cuantitativo. No se puede medir la belleza, pero existe, íntimamente relacionada con la percepción propia.

La importancia de lo que no se puede medir o afirmar objetivamente es una de las ideas centrales de varias de sus ficciones, como El espejo en el espejo (1984), que analicé en el texto La palabra no dicha. Esto también es visible en La historia interminable, donde el reino de Fantasia se rehace a través de la interferencia del lector en la historia. A partir de esta idea, Ende desarrolla una crítica a la sociedad industrial y a la “producción de sociedades” según el método científico:

La razón por la que la ciencia natural de Goethe, que intentaba reconocer la 'calidad' de la naturaleza, fue derrotada por la de Newton, que se basaba en lo mensurable, es que al aplicar la de Newton pudimos desarrollar la tecnología que arrojó tantos productos, que disfrutamos ahora, mientras que la de Goethe es incapaz de hacerlo. Pero el fracaso actual es la suposición de que podemos 'producir' sociedades, planes urbanos, planes de comportamiento, planes de felicidad y planes de paz mundial, aplicando este pensamiento demostrativo.

Como la sociedad es más compleja de lo que la ciencia puede entender, dejar que la ciencia organice la sociedad sería reducirla de un modo similar a lo que pretendían los “hombres grises”: la vida humana es sustituida por un criterio de eficiencia económica.

Ende llamó a esto el “Desierto de la Civilización” y acusó al materialismo económico de producir lo contrario a lo que pretendía: “Me parece que lo que se llama racionalidad e ilustración científica en el Desierto de la Civilización, ha producido hasta ahora lo que es perfectamente contrario a lo que exigen personas con racionalidad y honestidad”. Al criticar la religión, la modernidad también acabó excluyendo un elemento importante de la experiencia humana, “literalmente haciendo el mundo inhumano”. Ende no defendió el fin de la ciencia, sino una ciencia más humana, “que supere el intelectualismo, no a través de la 'irracionalidad', sino analizando su propia contradicción y llevando a las personas de regreso al campo de la experiencia”.

La utopía favorita de Ende era pensar en un mundo sin dinero. Criticó los supuestos de la economía monetaria y argumentó que el dinero se podía “deshacer”. El desarrollo de los países capitalistas depende de la explotación de otros países y Ende no estaba contento con esto ni con los marxistas de su época: “Las dos principales potencias económicas opuestas en los últimos 50 a 70 años son, de hecho, gemelas: el capitalismo privado y el capitalismo de Estado, en realidad nunca hemos experimentado una economía no capitalista como tal. Creo que el mérito de Marx es que presentó muchos conceptos que hicieron posible, críticas reales de la vida económica”.

Su principal problema con el marxismo es el materialismo económico, desde el cual, creía que sería imposible comprender la importancia de ciertos valores humanos. En el libro Einstein Roman 6 (1991), escrito tras un programa de televisión emitido en Japón, dice: “¿por qué tienen tanto miedo de nuestra irracionalidad (la literatura infantil y fantástica) mientras que lo que se hace con su racionalidad no les incita a preocuparse? No temen a su racionalidad. Al contrario, incluso están orgullosos de ella”. Su crítica se dirigió hacia una racionalidad que reduce los criterios de libertad y dignidad humana a “supersticiones salvajes y acientíficas”. En resumen, es el conflicto entre la racionalidad instrumental y la experiencia humana.

En ese mismo libro, Ende dice que “la Tercera Guerra Mundial ya ha comenzado, simplemente no nos dimos cuenta”, y demuestra que tiene una visión muy pesimista respecto a la ecología: “Los ecologistas repiten que debemos reducir el consumo y simplificar nuestras demandas (…) pero ni siquiera se dan cuenta de que el sistema económico actual se basa en el supuesto de que el consumo seguirá aumentando infinitamente. (…) En cualquier caso, nos vemos obligados a elegir entre dos opciones: catástrofe social o ecológica”.

El ecoanarquista Edward Abbey era conocido por la frase: “crecer por crecer es la ideología de la célula cancerosa”, y Ende dijo algo parecido: “Me parece que el sistema financiero actual padece algo semejante al sistema humano: cáncer, la obligación de crecer”.  En Talk with Ende (1986), afirma que el capitalismo “no puede durar para siempre. No sólo porque va en contra de nuestra moral, sino porque este sistema es insostenible”.

En Einstein Roman 6 encontramos también una crítica al progreso: “no sabemos que, de hecho, somos cada vez más pobres, nuestro mundo interno se está volviendo tan vacío que nos dirigimos hacia la completa aridez”. Esta idea resuena con las palabras de John Zerzan, en Quedarse sin nada (2002), aunque Ende no utilizó el concepto de civilización en el mismo sentido. Su filosofía se acerca en ocasiones a la ecología profunda, como veremos más adelante, cuando habla de reverencia por la naturaleza.

La ciencia que defendía Ende sería capaz de reintegrar lo objetivo y lo subjetivo, lo que sería algo “completamente absurdo, tanto desde el punto de vista económico como político”, en el sentido de que no compaginaba de ninguna manera con el pensamiento de sociedad industrial. Sería una ciencia guiada por valores: “nuestra responsabilidad debe estar incluida en nuestros estudios”.

También hay críticas visibles a la tecnología, en Talk with Ende, sobre la importancia de permitir que los niños cometan errores y aprendan de ellos, Ende dice:

El mundo actual está completamente construido sobre la teoría de causa y efecto. La tecnología no funcionaría bien si no se basara en esa teoría. Sin embargo, esta idea no se puede aplicar a nosotros los seres humanos. Tenemos algunos aspectos que son incomprensibles desde este punto de vista. Si intentamos analizarnos a nosotros mismos, excluiremos nuestra capacidad de hacer 'conjeturas'.

La llamada ‘corazonada’ está relacionada con la intuición y la libertad humanas.

Es la cuestión de si nuestra libertad es reconocida o no. Si hay libertad, no se pueden explicar todas nuestras acciones mediante la teoría de causa y efecto. Así que, si aplicas esta teoría a los seres humanos, no habrá libertad ni creatividad. La creatividad es producir algo totalmente nuevo sin estar atado a las restricciones de la teoría de causa y efecto… Y creo que es dentro de esta creatividad donde residen los valores de los seres humanos.

La violencia es el resultado de reprimir la creatividad y la libertad:

Nos volvemos violentos porque sentimos que nos están quitando la libertad, no nos volvemos violentos por tener demasiada libertad. En la sociedad moderna, basada en la teoría de causa y efecto, tenemos prohibido correr riesgos o sentirnos dentro de un callejón sin salida. La única manera de hacerlo hoy en día es volverse antisocial (…) Parece que el verdadero poder del crecimiento, que nos hace humanos, es castigado por la sociedad moderna, desanimándonos cada vez más. No nos atrevemos, simplemente nos adaptamos al entorno. Mira las escuelas. Hace veinte años, los estudiantes todavía eran rebeldes. Ahora ni siquiera se resisten… ya no piensan en qué dirección van.

En el capítulo IV de Talk with Ende, es aún más directo: “Mi mayor preocupación es cómo liberar a los seres humanos de la obsesión por el 'crecimiento económico'”. En este capítulo habla, por ejemplo, del inminente fin del petróleo y de cómo esto implica la insostenibilidad de un sistema basado en el crecimiento. “La batalla en el mundo económico actual no es aumentar la productividad, sino ampliar el mercado. No se trata de cómo hacerlo, sino de cómo 'deshacerse' de los productos”.

En Three mirrors (1989), una colección de tres conversaciones con intelectuales japoneses, Ende habla sobre la compleja relación entre industrialización y colonización cultural de Japón: “La industria y la tecnología son el resultado del pensamiento europeo, en último grado (…) Japón ya ha tenido que renunciar al desarrollo de su propia cultura para avanzar hacia la industrialización (…) Esta contradicción interna es mucho mayor en Japón que en Europa”.

Sin embargo, la “universalización” del modo de vida europeo no es necesariamente algo bueno ni siquiera para los propios europeos. “Cuanto más se acercan los seres humanos, más unificado se vuelve nuestro mundo, y cuanto más crecimiento compartimos, mayor es el riesgo de que todo vuelva a ser uniforme y de que perdamos nuestra propia identidad”. En un intento por rescatar esta identidad, las personas se guían erróneamente por una visión idealizada de las sociedades antiguas.

La propuesta de Ende, por muy optimista que parezca, es pensar en una sociedad que no esté determinada por el pasado, que no esté determinada por sus condiciones materiales e históricas, y que, como la chispa de la creatividad humana, sea capaz de romper la cadena causal. de eventos, es decir, provocar un cambio más allá de la ley de causa y efecto, creando algo verdaderamente nuevo.

Aunque esta idea es más común en el pensamiento religioso, Ende criticó la religión y defendió la espiritualidad de la libertad humana radical. “Ante esta situación [económica y ecológica], sólo tenemos dos opciones: seguir el camino actual, temiendo que acabe con el mundo entero, o detenernos, temiendo un enorme desempleo y un colapso económico”. Esta situación aparentemente sin salida, lleva a la búsqueda de soluciones religiosas. Pero la solución, para Ende, es cambiar el dinero.

Como la economía capitalista está, en cierto sentido, fundada en una visión religiosa, sería necesaria una crítica de la religión para criticar el capitalismo. La relación entre religión y capitalismo se explora más directamente en El espejo en el espejo, donde hay una catedral hecha con ladrillos de billetes, que realiza el milagro de multiplicar el dinero, y a los fieles se les llama accionistas. Estos fieles quedan atrapados en una estación de tren de la que nunca sale ningún tren, y la catedral, iluminada únicamente con velas, está condenada a ser consumida por las llamas.

Ende tuvo la idea de construir tales símbolos basándose en el método surrealista de su padre, el pintor Edgar Ende. Sin embargo, Ende enfatizó que el método de su padre era diferente del método de Dalí o de la teoría de André Breton:

Mi padre tenía su propia técnica, se encerraba en su taller, con una conciencia totalmente vacía, pero en una especie de creciente estado de vigilia, esperaba. Tras un tiempo más corto o más largo -la duración de esa conciencia vacía era diferente- aparecían las imágenes; imágenes de una claridad meridiana … (…) Los surrealistas franceses como Dalí intentaron exponer lo que se movía en el área del subconsciente. Mi padre, por el contrario, pensó en redescubrir la conciencia mítica, utilizando formas modernas. Lo que estaba describiendo no era la extraña combinación accidental que surge del caos, intentaba mostrar cierta coherencia símbólica.

Esta conciencia que se comunica a través de símbolos en las obras de Edgar Ende, no estaba exenta de valores y no era, según Michael Ende, el inconsciente freudiano, sino en realidad, otra conciencia más profunda, que normalmente ignoramos. Podría estar hablando de inteligencias no humanas, fuerzas como ángeles y demonios, que son comunes en sus cuentos. En otra discusión en el mismo libro, dice:

En este universo, hay muchas otras existencias inteligentes además de los seres humanos (…) Estas existencias son imperceptibles para los cinco sentidos y también es difícil distinguir si son buenas o malas… Es cierto, sin embargo, que el ser humano vive y tiene contacto con ellas, sean visibles o no (…) ¿Por qué la oscuridad no puede ser santa? ¿Si no, cómo distinguiríamos la luz? Ningún color puede existir sin ambos. El mundo que consistiera únicamente de luz, sería invisible e imperceptible, al igual que un mundo de tinieblas.

Es posible, sin embargo, que estuviera hablando de la conciencia no humana de la naturaleza, como aparece en un curioso episodio, en el que el equipo de televisión del programa Einstein Roman 6 declaran que, es extraña la forma en cómo Ende trata a su olivo (árbol) como si fuera una persona:

Ellos [los olivos] me ayudan cuando escribo. (…) Los que tienen más sensibilidad, deben notar que los árboles no son únicamente una composición de elementos químicos, sino una existencia viva que coexiste con nosotros en la Tierra… Para resolver el problema ecológico, debemos tener una relación interna con la naturaleza.

Es posible que la expresión “relación interna” haya sido mal traducida, por lo que es difícil entender de qué está hablando exactamente Ende. Pero algunos otros extractos ayudan a comprender que Ende creía en la comunicación con la naturaleza:

La naturaleza responde de la misma manera en que le preguntamos. Si hacemos preguntas a la Naturaleza con reverencia, ella nos dará respuestas con admiración y respeto. Pero si la tratamos como una cerradura, intentando forzarla, nos dará una respuesta violenta.

Llegamos así a Ende´s last words (1999), documental que se emitió en Japón, cuatro años después de la muerte de Michael Ende, que retrata su vida, obra y pensamientos. Este programa se centra en la relación entre Ende y la teoría económica de Silvio Gesell. Gesell quería crear un dinero que caducara, es decir, que tuviera un plazo definido para poder ser utilizado. Esto evitaría que el dinero fuera atesorado o utilizado para la especulación financiera. Ende propuso algo similar, pero con un objetivo ecológico y moral:

Por tanto, supongo que debemos volver a situar al dinero como un valor que corresponde a la realidad del trabajo y de los bienes. Y para ello, todos debemos pensar seriamente en lo que es esencial y lo que se debe cambiar en el sistema monetario actual. Creo que ésta es una cuestión crucial que determinará si los humanos podrán seguir sobreviviendo en este planeta. o no. La cuestión es reconocer que el dinero que pagamos para comprar una barra de pan en una panadería y el dinero que utilizamos en el mercado de valores como capital, son dos tipos diferentes de dinero.

Al comentar la postura de Ende acerca del dinero, el economista suizo HC Binswanger, dice:

La forma en que la gente crea y hace crecer el dinero es muy similar a la de los alquimistas. La alquimia fue impulsada por el deseo de la gente de crear oro a partir de plomo, esta forma de pensar,  de convertir algo convencional como el plomo en algo precioso como el oro, también es común en la era moderna, donde se imprime dinero de manera incontrolada, afectando al medio ambiente y a nuestra moral. Siempre que pienses en dinero, no te olvides de la moral. Dentro del dinero hay cuestiones morales.

Binswanger establece la conexión entre dinero y magia. Esta magia equivale a vender el futuro, o incluso consumir el tiempo de las personas:

El interés trae problemas para el futuro. Si el valor de la deuda sigue aumentando, como hasta ahora, mi cálculo es que, tarde o temprano, dentro de dos generaciones, estaremos involucrados en un colapso económico o un colapso ecológico. Éste es el problema fundamental, lo creas o no y puedes calcular este resultado con una computadora. Sólo un pequeño número de personas se benefician de este sistema. Hoy en día, en Estados Unidos, el 1% de la población posee más que el resto (99%). En resumen, algunos países son cada vez más pobres y su ecología está más devastada. Por otro lado, muy pocos siguen absorbiendo las enormes ganancias. Este es el sistema económico actual.

La predicción de Binswanger, hecha en los años 1990, no parece equivocada, ya que estamos en medio de una crisis que, es a la vez económica y ecológica. Volviendo al tema del capitalismo como religión, el documental muestra una grabación en la que Ende dice claramente:

En cualquier ciudad del mundo donde quede una cultura antigua, catedrales o templos ocupan el centro del [poder] y el orden. Actualmente, dicho centro está sustituido por edificios bancarios. Escribí algunas escenas donde se adora al dinero y la gente reza como si fuera algo sagrado, en mi última ópera basada en El flautista de Hamelín. Alguien dice “el dinero es Dios”, porque el dinero hace milagros, surge de la nada y es eterno. Pero el dinero, a diferencia de Dios, lo producen las personas. Si hay algo que no existe en la naturaleza, sino que es producido íntegramente por el ser humano, es el dinero.

Citando a Gesell, Ende dice que “el dinero debe desaparecer al final de las actividades económicas”, como algo vivo. Sin embargo, hasta donde pude entender, el resto del documental presenta a personas comentando experiencias de monedas y economías locales. Uno de los comentaristas incluso elogia el New Deal americano, mientras habla de la amenaza comunista “extendida por todo el mundo” y el documental continúa con un discurso de Ende criticando al socialismo real. Parece un intento de asociar sus ideas con un capitalismo alternativo, basado en monedas locales, más que una crítica radical de la sociedad capitalista.

De todos modos, el programa termina con una de las citas más memorables de Ende, que creo, resume bien el corazón de sus ideas:

Está claro que las víctimas del sistema actual son personas que viven en el Tercer Mundo y en contacto con la Naturaleza. Seguirán siendo explotadas sin piedad, para que este sistema, que no puede funcionar sin consumir y crecer, pueda continuar. Quienes aprenden de la historia saben que solo los acontecimientos reales conmoverán a los seres humanos cuando la razón no logra hacerlo. Lo que puedo hacer al respecto, es decirles que no repitan el mismo error y que piensen en nuevas ideas y esta sociedad cambiará. El mundo no se acabará, pero los seres humanos sufriremos un gran trauma que durará siglos. Creen que no podemos vivir sin dinero, pero no es cierto. Podemos hacerlo, porque nosotros lo creamos en primer lugar.


 

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ENDE, Michael. La historia interminable. São Paulo: Martins Fontes, 2001. 

________.El espejo en el espejo. São Paulo: Marco Zero, 1989.
 

________.Momo y los señores del tiempo. São Paulo: Martins Fontes, 2012.
 

HIROTA, M.Y. Miguel´s Philosophical Garden. 2004. http://www3.plala.or.jp/mig. (Sitio inactivo durante aproximadamente 10 años o más).
 

 

Cómo citar: LEITE, Janos BM La filosofía de Michael Ende. Contrafactual, 16 de abril. 2020. Disponible:https://contrafactual.com/2020/04/16/a-filosofia-de-michael-ende
 

 

Janos Biro Marques Leite es licenciado en Filosofía por la UFG y máster en Sociología por la misma institución.



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