miércoles, 16 de diciembre de 2015

Momo todavía nos sigue escuchando

Texto: Isabel Ramos Fajardo en Fundación Alonso quijano



”El tiempo es un bien escaso y a nadie le sobra. Y hay que ser alguien en la vida, tener bienes propios y un nombre, un prestigio".

Ya en 1973 Michael Ende hizo una advertencia en su novela Momo: la sociedad iba por el camino equivocado.

Momo es una niña, sin hogar ni familia, que tiene una virtud maravillosa: saber escuchar y ofrecer su tiempo. Es la mejor amiga de los pequeños y a la vez fuente de inspiración y confianza para los adultos. Desde que Momo había llegado a aquella ciudad, los hombres contaban sus historias y los niños jugaban inventando cada vez. Es que Momo era capaz de escuchar el silencio, esa música callada que es preciso no le falte al alma.

Ende nos presenta una enorme crítica sólo con la cualidad de éste personaje: la de saber escuchar. Y así por medio de un personaje perfectamente delineado, se arma una trama real, existente, pero disfrazada de fantasía. Se abre al lector una historia en la que esta pequeña, se da cuenta que a los hombres les están robando su tiempo libre y con ello su imaginación e individualidad. Los culpables -en la historia- son unos hombrecillos grises y contaminantes, creados por la gente aburrida e inconforme, quienes han trastocado la posición de las cosas, haciendo de lo superfluo, importante y de lo importante, superfluo.

Los antagonistas de la historia representan aquello que imposibilita al ser humano a su perfección. Persiguen quitar a cada persona su tiempo libre, hacerles ver que éste no se puede perder en una conversación amable o una mirada atenta a las estrellas. Para los hombrecillos humeantes, el ocio no existe, al igual que la individualidad de cada persona. No es válido que cada cual busque su propia forma de plenitud o perfección.

En Momo este ideal lo desarrolla Beppo Barrendero, un hombre mayor que ha sabido perfeccionarse al realizar su trabajo (barrer) de la mejor forma.

A través de sus personajes y una aventura por la cual la protagonista visita el lugar de donde surge el tiempo, y con una serie de detalles fantásticos, Michael Ende nos conduce por una aventura que, a pesar de sus características de fábula, lo acercan a la realidad moderna y lo hacen identificarse en más de un momento con ella. No sólo da lugar para jugar o imaginar lugares inexistentes, sino también se abre la posibilidad de reflexionar "…al igual como tenéis ojos para ver la luz, oídos para oír los sonidos, tenéis un corazón para percibir, con él, el tiempo. Y todo el tiempo que no se percibe con el corazón está tan perdido como los colores del arco iris para un ciego o el canto de un pájaro para un sordo. Pero por desgracia, hay corazones ciegos y sordos que no perciben nada, a pesar de latir".

Momo, por ser un personaje tan peculiar, es convocada a despejar la grisedad, la opacidad del narcisismo en la cronicidad del presente sin pasado y sin futuro.


Lectura y valores.

La lectura de Momo es un buen ejercicio de reflexión y crítica sobre la sobre la sociedad contemporánea, pero también sobre la amistad y la vida, la comprensión. Momo es una niña que posee la extraña cualidad antes mencionada: sabe escuchar. Ante ella, hasta los más tontos descubren que tienen ideas inteligentes. Su facilidad para comprender a los demás la lleva a estar siempre rodeada de amigos y a que todos recurran a ella ante cualquier dificultad. Pero las cosas cambian cuando aparecen los hombres grises convenciendo a la gente de que ahorre tiempo y lo deposite en su banco. Momo es la única que no cae en la trampa y decide salvar a sus amigos con la ayuda de la tortuga Casiopea y el Maestro Hora.

Uno de los valores más importantes que en el libro se nos presenta es la amistad: allí donde ella vivía todo el mundo era conocido por todos, los niños iban a jugar siempre con ella e incluso Momo se vio ayudada por todos sus vecinos, los cuales le llevaban comida y le arreglaron su hogar, era una amistad tan fuerte, que incluso podríamos afirmar que la familia de Momo eran todos ellos, y en especial Beppo Barrendero y Gigi Cicerone. Como el propio autor indica: “Aun cuando alguien tiene muchos amigos, suele haber entre ellos unos pocos a los que quiere todavía más que a los demás. También en el caso de Momo era así”. Pero la actitud de los hombres grises devastó esta colorida amistad, en todo el ambiente se notaba la angustia de “ahorrar tiempo” y todos los padres dejaron desatendidos a sus hijos, esta es la propuesta de reclamo que Ende hace a la sociedad moderna e industrializada, con ello hemos de darnos cuenta que hay cosas mas importantes en la vida que el dinero, el privilegio y el lujo, como son la amistad, el amor, la familia.

El autor además nos pone de manifiesto lo que más preocupa a la sociedad de esta época, el tema de la economía, el tratamiento que hace de él es muy sutil pues para ello recurre a un valor que no es material y que es el tiempo, a través de los humeantes hombrecillos con sus cuentas incontables: los años de la gente, sus horas de sueño, las horas dedicadas ala comida… Llegaban a calcular exactamente todo el “tiempo perdido”, es decir, que lo hacían tan rigurosamente como todos rigurosamente hacemos nuestras cuentas a final, en medio y durante todo el mes y todos los meses.

Por otro lado la grisedad de los hombres grises se debe a que: son la representación, en forma de fantasía, de una especie de conciencia humana que es la que a todos nos avisa de prestar atención a nosotros mismos y de aprovechar el tiempo al máximo, para mí los hombres grises son grises porque representan el egoísmo y la avaricia del hombre y todo aquel rasgo malo que pueda nacer en él como son por ejemplo las adicciones, de modo que Ende nos hace ver mediante ellos, grises y malos, lo perjudicial del tabaco, sin ir más lejos. Para que los niños en su tan corta edad perciban tal hecho, el autor lo hace enlazando a los hombres grises que son malvados con este vicio que muchos tienen, que también es malo.


PSICOANÁLISIS DE MOMO COMO CUENTO DE HADAS

El niño tiene necesidad de magia.

Los cuentos dejan que el niño imagine cómo puede aplicar así mismo lo que la historia le revela sobre al vida y la naturaleza humana, en este sentido, Momo nos enseña los caminos incorrectos del hombre a lo largo de su existencia, ¿por qué todos los niños amigos de Momo acudían a ella por el extraño motivo de cierto abandono que sus padres mostraban a ellos?, la respuesta es muy sencilla: todos se habían impregnado de las ideas que los hombres grises iban pregonando y por esto se convirtieron en personas muy avariciosas que solo pensaban en ahorrar tiempo. De ahí que el cuento avance de manera similar a como el niño ve y experimenta el mundo; al navegar por los entresijos de esta popular obra de Ende el niño advierte un extraño y cuasi esquizofrénico comportamiento de los adultos, en realidad no es más que el mero reflejo de la sociedad industrializada y anquilosada en la materialista pretensión de poder alcanzar cada día más (más tiempo, para trabajar más y conseguir mayores beneficios). Sin ir más lejos el pequeño (o no tan pequeño) cree entonces lo que la historia le cuenta porque el mundo que esta le presenta coincide con el suyo.

Como en todos los pueblos preliterarios y en los que la evolución ha llegado ya a la etapa literaria, “ el niño supone que las relaciones que mantiene con el mundo inanimado son exactamente iguales que las que mantiene con el mundo de las personas”, es este un pensamiento animista, que permanece hasta la pubertad, y por el cual el niño no experimenta división clara que separe los objetos de las cosas vivas; y cualquier cosa que tenga vida la tiene igual que nosotros: creen sinceramente que los animales entienden y sienten junto a él, (aunque no lo demuestren abiertamente). Los niños al leer Momo se sienten identificados con la relación que sostiene con la tortuga Casiopea a lo largo de la historia; es su amiga y una especie de ángel de la guarda. Los animales vagan libre y tranquilamente por el mundo, por lo que es natural que en los cuentos, estos mismos animales guíen al héroe en sus pesquisas que lo conducen a lugares lejanos, como Casiopea, la tortuga, que llevaba a Momo hasta la Calle de Jamás y por supuesto a La Casa de Ninguna Parte. Pero no todo acaba aquí, pues este pensamiento animista hace que los niños lleguen a la conclusión de que no sólo los animales piensan como nosotros; las piedras o los objetos también gozan de vida para ellos.

Y también a partir de este pensamiento animista los pequeños comienzan a preocuparse por preguntas tan fundamentales como filosóficas: ¿Quién soy yo? ¿Cómo debo tratar los problemas de la vida? : las respuestas que ofrecen los cuentos y la respuesta que la niña protagonista del libro propone a cerca de su identidad están más cercanas a lo fantástico que a lo real:

“-¿De dónde vienes, pequeña?
Momo hizo un movimiento indefinido, señalando algún lugar cualquiera a lo lejos (…).
-¿Y cuándo naciste?
Momo pensó un rato y dijo, por fin:
-Por lo que puedo recordar, siempre he existido”.

Esto ocurre así en la literatura infantil porque las explicaciones realistas son, a menudo, incomprensibles para los niños, ya que estos carecen de pensamiento abstracto necesario para captar su sentido. Los adultos están convencidos de que proporcionar respuestas científicamente correctas, clarifican las cosa para el niño. Pero todo lo contrario, de esta manera se confunde al pequeño y por eso Momo explica de donde viene, cual es su hogar o incluso la edad que tiene conforme a esta línea de conocimiento basado en la fantasía y en la magia que guardan todos los niños en sus mentes y corazones.


Satisfacción sustitutiva frente a reconocimiento consciente.

Como todas las grandes artes, los cuentos deleitan e instruyen al mismo tiempo; su don especial es que afectan directamente a los niños. Personalmente y desde mi primera experiencia con Momo, la sensación inicial que me invadió fue de plena satisfacción y verdadera ilusión, en la segunda ocasión, es decir, en la actualidad, el libro me ha aportado valoraciones que antes ni yo misma concluía. Es por ello que pienso que al niño hay que alimentarlo con relatos de este tipo.

Las historias estrictamente realistas van en contra de las experiencias internas del niño; les prestará atención y en algún sentido podrá extraer algo de ellas, pero nunca lo aprehendido comportará ningún significado personal, se informaran pero no se enriquecerán. Sin embargo privarles de ellas es tan absurdo como prohibirles los cuentos de hadas. Esto últimos tienen rasgos muy parecidos a los de los sueños, pero no a los sueños de los pequeños sino a los de los adolescentes o adultos: ¿Cuántas veces no hemos soñado querer correr y sin embargo detrás no dejábamos nada?, no es sino el agobiante estrés que nos provoca la realidad en que vivimos y que todos en nuestro inconsciente conservamos hasta que en lo más profundo de la noche nos invade a modo de obsesión, me estoy refiriendo a que en la escritura de Ende se encuentra aparejada esta sensación agobiante y estresante que la falta de tiempo nos provoca a los humanos contemporáneos y que sin desplazarnos más lejos que de nosotros mismos se nos viene haciendo una especie de realidad nocturna. Por tanto y por muy incomprensibles y sobrecogedores que sean los sueños de un adulto, todos sus detalles tienen sentido cuando se analizan, y permiten que el que sueña comprenda lo que le atormenta a su inconsciente.

Los sueños de los niños son muy sencillos: satisfacen sus deseos y dan forma tangible a sus necesidades y estas pulsiones inconscientes de los niños pueden expresarse mediante el juego, sin embargo hay algunas que son demasiado complejas y contradictorias y por ello los cuentos son de gran ayuda, puesto que representan muchas de estos deseos que pueden llegar a ser demasiado peligrosos, por ejemplo con la lectura de Momo es posible que los pequeños de la casa imaginen que aquellos que él está convencido que le desprecian (los hombres grises quieren destruir a la pequeña Momo) y que tienen poder sobre él, llegarán a reconocer su superioridad.

Aunque los cuentos tengan rasgos parecidos a los de los sueños, su gran ventaja respecto a éstos es que tienen una estructura consistente, un principio bien definido y un argumento que avanza a una solución final satisfactoria. El cuento y el que ahora nos ocupa conservan también otras ventajas importantes comparado con las fantasías individuales. Una de ellas, es que prescindiendo del contenido de éstos, se puede hablar de los cuentos libremente porque el niño necesita guardar el secreto de sus sentimientos sobre lo que ocurre en la historia. El cuerpo del héroe del cuento puede llevar a cabo verdaderos milagros. Al identificarse con él todos los niños pueden compensar con su fantasía, todos los déficits, reales o imaginarios; en el caso de niños huérfanos pueden sentirse aliviados con Momo porque al igual que ellos, la niña, que tan bien sabe escuchar, no tienen papas, pero esta carencia no impiden que elle sea la salvadora de todos los hombres, una auténtica heroína que les devuelve el tiempo a todos. Pueden entonces, los lectores más pequeños, tener la fantasía de que también ellos al igual que la heroína o héroe, son capaces de derrotar a hombres malvados y huraños, o de llegar a un lugar muy, muy especial cuyo ritmo incesante son infinitas agujas de reloj en movimiento o que una tortuga hable a través de su caparazón, en resumen puede hacer que su cuerpo sea y haga todo lo que él desee. Además después de haber satisfecho sus deseos más intensos mediante la fantasía, el niño puede sentirse mucho más conforme consigo mismo.

Sin embargo el héroe de los cuentos y la pequeña Momo tienen algo en común: se convierten al acabar la historia en seres mortales perdiendo ese tinte de héroes que habían llegado a alcanzar, una vez que el héroe del cuento ha encontrado su verdadera identidad al final, es feliz de la manera que es y deja entonces de ser extraordinario.

Para que además estos inocentes lectores consigan resultados positivos de la historia en cuanto a externalización, el niño no debe percibir las pulsiones inconscientes a las que responde cuando hace de las soluciones de la historia las suyas propias. Por encima de todo esto, el máximo provecho de la lectura vendrá proporcionado por la comprensión de ella y en cuanto a su experiencia del mundo, luego entonces para creerse la historia y par hacer que su apariencia optimista pase a formar parte de su existencia del mundo, el niño necesita oírla varias veces, y solamente después de haber hecho esto y de haber dispuesto del tiempo necesario para la lectura, las asociaciones libres del niño referentes a la historia le proporcionaran su propio significado personal del cuento y la ayudarán, así, a enfrentarse a los problemas que le torturan. Con respecto a esto he de decir que la lectura de Momo es especial respecto a las demás, aunque se disfrace de cuento de niños, esta magistral obra de Michael Ende es tan buena para niños como para los no tan niños, y de hecho en mi última lectura de ella he obtenido enseñanzas que nunca hubiera imaginado encontraría, en mi opinión son valores que un niño, a tan prematura edad, no puede entender, pero sí los interiorizará en la medida suficiente como para desarrollarlos posterior y simultáneamente con sus experiencias de vida.

Cuando se leen cuentos a los niños, en clase o en la biblioteca durante la hora de estudio, los críos parecen fascinados. Pero a menudo no se les da la oportunidad de reflexionar sobre los relatos ni de reaccionar de ninguna manera; se les hace empezar inmediatamente otra actividad o bien se les cuenta una historia diferente que destruye o diluye la impresión de la primera. Pero cuando el narrador da tiempo a los niños para meditar sobre el relato, para sumergirse en la atmósfera que se les crea al oírlo, y cuando se les anima a hablar de ello, la conversación revela que el cuento ofrece muchas posibilidades desde el punto de vista emocional e intelectual, por lo menos para un gran número de niños.

Este es el motivo por el que los libros de cuentos con ilustraciones, que prefieren actualmente tanto los niños como los adultos, no sirven para satisfacer las necesidades de éstos, y aunque sea cierto que las ilustraciones coartan tu imaginación en algún sentido, también es cierto que estas mismas en el libro de Momo no impiden satisfacer dichos deseos, como tampoco provocan la pérdida del significado personal que el niño extrae con el propio personaje de Momo o con la experiencia de los ladrones de tiempo.


Sin temor a la fantasía.

Los adultos inteligentes modernos y preocupados por el buen desarrollo de sus hijos, restan valor a los cuentos y privan a los niños de éstos. Se debe tal situación a que muchas personas piensan que los cuentos no proporcionan imágenes reales de la vida tal como es y que por lo tanto, son perjudiciales. Pero los que dicen esto no piensan que la verdad de la vida de los niños puede ser distinta a la de los adultos.

Para responder a la pregunta de si el cuento dice la verdad, nuestra respuesta debería dirigirse no a la verdad en términos reales, sino a lo que le preocupa al niño en ese momento.

Algunos padres temen que sus hijos sean seducidos por la fantasía de los cuentos de hadas; que gracias a ellos terminen por creer en la magia, pero todos los niños creen en la magia, todos los niños creerán en las flores horarias o por contraposición a estas creerán también en humeantes hombres malvados o en una Calle de Jamas que nunca se acaba, no les privemos de la magia y no les limitemos sus fantasías pues los pensamientos del niño no se suceden tan ordenados como los del adulto, ya que sus fantasías son, al propio tiempo, sus pensamientos.


Fantasía, superación, huida y alivio.

Los aspectos imprescindibles en los cuentos de hadas son fantasía, superación, huida y alivio. Además en todos los cuentos de hadas completos es necesario que nos encontremos con un final feliz para que el niño se sienta aliviado y pueda extrapolar este sentimiento de solución a sus problemas reales. En el cuento de hadas tradicional y como Momo es una novela-cuento de hadas, la heroína Momo encuentra su recompensa y el personaje malvado, representado aquí por los ladrones de tiempo, recibe el castigo que se merece, satisfaciendo, de esta manera, la profunda sed de justicia del niño.

El niño considera adecuado que el destino del personaje perverso sea, precisamente, el que él mismo deseaba para el héroe. Para sentirse aliviado es necesario que se restablezca el orden correcto en el mundo: que todos los mayores vuelvan a ser como antes, que dejen de obsesionarse por ahorrar tiempo y dediquen este mismo a sus amigos e hijos como ocurría anteriormente. Esto significa que el personaje malvado, en el caso de Momo podemos hablar, incluso, hasta de instituciones: “Las Cajas d ahorro de tiempo” y todos sus representantes, deben ser castigados, es decir, el mal debe ser eliminado del mundo del héroe y así ya nada podrá impedir que éste, y todos sus amigos, ya que ella es la heroína, vivan felices para siempre.

Por otro lado algo que nos parece terrible es la posibilidad de ser abandonados, de que nos dejen completamente solos. El psicoanálisis lo ha llamado angustia de separación y cuanto más pequeños somos, más acuciante es la ansiedad que sentimos. Sin embargo esta angustia de separación que sentimos se supera para siempre cuando encontramos la pareja ideal, con la que llegamos a establecer una relación personal muy satisfactoria, para Momo no había una pareja en sí mismo, pero podemos decir que su angustia fue superada porque todos sus amigos formaban su familia, porque encontró en Casiopea una consejera muy especial y en el Maestro Hora un amigo donde solo lo puedes encontrar en “ninguna parte”.

El hecho de no poder experimentar la superación y el alivio es algo que sucede con excesiva frecuencia en la realidad, pero que no alienta al niño a enfrentarse a la vida con la constancia que le llevaría a un nivel superior de existencia. El alivio es la mayor contribución que un cuento de hadas puede ofrecer a un niño: La confianza de que, a pesar de todos lo problemas por los que tiene que pasar (llegar a vencer a los hombres grises para que todo el mundo vuelva a comportarse como antes), no solo conseguirá vencer sino que las fuerzas del mal serán eliminadas y no amenazaran nunca más su bienestar espiritual.

Es el elemento fantástico el que proporcionará al niño la sensación de alivio final: Gracias a la tortuga Casiopea y al Maestro Hora el niño adivina el final feliz que tras un largo camino ha estado esperando.


Paso de la infancia a la niñez con ayuda de la fantasía.

En el momento en el que el mundo exterior comienza a presentarse al niño como un elemento tentador para que abandone el círculo familiar, el niño es capaz, entonces, de obtener una cierta satisfacción emocional hacia las personas que no forman parte de su familia inmediata. En este sentido el niño experimenta un desencanto doloroso, ya que ve que sus padres no están de acuerdo con sus experiencias infantiles y con sus deseos de conseguir algo por sí solo.

Debido a estas nuevas experiencias con el mundo externo, el pequeño se da cuenta de las limitaciones de sus progenitores y experimenta un disgusto por el comportamiento de sus padres, que hacen que busque satisfacciones en cualquier otra parte. Las cuales vienen proporcionadas por la fantasía que facilita al niño el no dejarse vencer por la desesperación.

Por tanto, Momo, es un importante elemento para fantasear, el libro permite al niño que imagine una solución favorable a sus problemas reales, ya que, toda la fantasía que Michael Ende recrea en su obra hace que el niño se evada y olvide dicha desesperación. Y aunque esta fantasía es irreal, la sensación agradable que nos proporciona respecto a nosotros mismos y nuestro futuro es completamente real, y necesitamos esta sensación para sobrevivir.

Al principio del cuento, Momo se ve despreciada e incluso maltratada por los perversos hombres grises. A medida que avanza la historia nuestra heroína depende también de otros seres que la ayudan, como son sus amigos y la tortuga. Al final del cuento Momo ha vencido en todas las pruebas y obstáculos que se le han presentado y gracias a estas victorias ha alcanzado su verdadera identidad. En los cuentos de hadas, por tanto, no se vence a otras personas, sino a uno mismo y a la maldad representada en este caso por los Ladrones de Tiempo. Esto significará para los niños que nadie les va a dar órdenes y que sus deseos se verán realizados. Pero un muchacho además obtendrá otro significado: La obligación de dictar leyes, es decir, actuar con sabiduría. El cuento de hadas ofrece al niño la certidumbre de que algún día llegará a conquistar un reino. Aunque al niño le cueste imaginárselo y no pueda creerlo, el relato le asegura que fuerzas mágicas, como la del Maestro Hora, acudirán en su ayuda. Esto reaviva una esperanza que, sin esta fantasía, se extinguirá al contacto con la cruda realidad, ya que el cuento de hadas es más convincente psicológicamente que ninguna otra historia “realista”.


Literatura con valores

Imagen: Rachel Martin




Después de la lectura de un libro, su mensaje nos lleva más allá de las fronteras de la palabra escrita; se acerca a nuestros sentimientos, despierta inquietudes olvidadas y estimula, unas veces la acción y, la mayoría, el diálogo y la reflexión personal.

En la literatura infantil y juvenil estos mensajes son un aporte más en la formación personal e intelectual del lector. Junto a las influencias sociales, escolares y familiares, los medios de comunicación y la literatura van depositando elementos para la configuración de dicha personalidad.

Y aquí es donde empiezan las dudas: ¿hasta qué punto se está manipulando la mente del joven lector?, ¿qué mensaje es el adecuado?, ¿cómo elegirlo?, ¿es conveniente que conozca determinadas realidades normalmente ocultadas? Para el adulto encargado de la elección es importante que conozca las diferentes lecturas de una historia. Cuando pone en manos de un niño o un joven un libro, debe saber qué material es el que le está ofreciendo. Es fundamental que el lector pueda contrastar diferentes visiones de un mismo tema, acercarse con diversos puntos de vista en lugar de uno, ya que le permitirá ir seleccionando lo que más le interese para configurar un juicio sobre dicho tema.

Especial interés merece nuestra elección si el texto va a ir dirigido a los más pequeños. «Un texto -dice Mitsumasa Anno- puede hacernos creer demasiado rápido que lo hemos comprendido. Está también la voluptuosidad de ojear la imagen, de buscar por uno mismo y el placer de encontrar». Tomamos estas sugerentes palabras de Anno para hablar de la ilustración y sus posibles lecturas. El niño pequeño que aún no sabe leer concentra toda su atención en las imágenes, de manera que, el texto que escucha se verá enriquecido con las ilustraciones que observa, porque ahí encontrará muchos elementos que le interesan: lo que el niño busca en la imagen es, principalmente, información. Atención, pues, a los modelos que se repiten y a los arquetipos que, nosotros como adultos, ya estamos acostumbrados y no les damos el suficiente valor.

La búsqueda de una sociedad más libre, más cercana a la naturaleza, sin ideologías extremistas, hace que el adulto transmita sus inquietudes al lector receptor de su obra, quizá en un intento de advertir y de concienciar, en el cual, en el fondo, se percibe un gran sentimiento de culpabilidad hacia el mundo de los adultos que necesitan que los jóvenes vayan cambiando poco a poco algunos principios, erróneos, que ellos han establecido.

El lector se sentirá como el protagonista de muchas de las historias que lee: desconcertado con lo que tiene ante sus ojos, preocupado por el futuro que hereda y esperanzado con la idea de no cometer los mismos errores que sus padres.


Derechos Humanos y pacifismo

Hablar del mensaje pacifista en los libros infantiles y juveniles es mucho más que hablar simplemente de la dualidad guerra-paz, es hablar de la defensa de una naturaleza que se va extinguiendo, es hablar de los Derechos Humanos, de la marginación, y también es hablar del papel de la mujer en la sociedad poco considerado. Y, aunque parezca que nos excedemos en los límites, también es importante hablar de valores como la amistad, la no competitividad y la resolución de conflictos sin violencia.

A pesar de la aparente disparidad en los temas, hay características que se repiten:

-Exceptuando los libros para los más pequeños en los cuales el protagonista suele presentarse bajo una apariencia animal, la mayoría tiene como protagonistas a niños o jóvenes.

-Cuanto mayor es la edad a la que van dirigidos, más se abandonan los elementos simbólicos que dan lugar a diferentes interpretaciones y los temas se delimitan más. Compárese, por ejemplo, Negros y blancos de David McKee en el que, bajo una pelea en la que se dan matices de racismo, violencia, sometimiento y búsqueda de libertad, se plantea un final inevitable pero no cerrado, es decir, que queda la posibilidad de imaginar que no ocurrirá lo que todos están pensando. En Testimonio del infierno, este racismo, sometimiento y ansiada libertad se convierten en centro de atención de la protagonista cuando, autobiográficamente, relata su estancia en un campo de concentración.

-Hay historias que hablan de algo que ya ha ocurrido, por ejemplo, El destello de Hiroshima, escalofriante recuerdo de lo que supuso para una familia la explosión de la bomba atómica mediante el impresionado pincel de la autora, y otras que sitúan al lector en un momento ficticio sobre algo que podría ocurrir, como en el caso de Los últimos niños de G. Pausewang en el que la autora imaginó lo que pasaría en el supuesto que una bomba explotase en plena ciudad, cómo le afectaría a la familia protagonista y cómo los últimos niños toman conciencia de su situación.

-Los desenlaces se plantean sin timidez y con bastante realismo. En muchas ocasiones queda un resquicio para la esperanza de que las cosas se pueden cambiar con nuestra decisión personal. Conocido es el desenlace lleno de buenas intenciones de El puente de R. Steadman, donde los protagonistas, después de ver el desastre originado por sus padres y sus impulsos desconfiados, asumen la responsabilidad de realizar aquello que los adultos no han sido capaces de llevar a cabo. Entre el cielo y el infierno de reciente aparición, en el que la protagonista, encontrándose en una situación de maltrato físico y psíquico, es capaz de reconocer su problema y buscar ayuda para solucionarlo.

-En casi todos los cuentos con temática pacifista o con valores de defensa de los Derechos Humanos hay una ausencia total de objetos mágicos, es decir, de elementos que los protagonistas utilizan para resolver determinadas situaciones, generalmente de difícil solución. En estos cuentos no aparecen ni poderes especiales, ni regalos oportunos, ni fantasías disfrazadas de hada buena que les ayuda. Es el propio esfuerzo del protagonista el que resuelve su situación.

El niño, cuando es protagonista, actúa como espectador impasible e indefenso o como transformador de la realidad, como anticipador y como agente que evita la catástrofe en determinados casos.

El que un niño, solo, afronte la decisión de hacer algo que está en su mano, infunde valor en el joven lector sobre la importancia de la decisión y el compromiso personal, aunque sea él sólo quien asuma el riesgo. Es el caso de, por ejemplo Momo de Michael Ende, ¡Saltad todos! de Ken Whitmore, o El uniforme maldito de Sally Cedar.


Defensa del medio ambiente

Abordando de manera particular y breve cada tema, en la defensa de la naturaleza es interesante comentar los dos tipos de libros que predominan. Unos son aquellos en los que la naturaleza la vive el protagonista como algo placentero. No hay, pues, violencia ni enfrentamiento y se presentan al lector aspectos inusuales de su experiencia con la naturaleza, máxime teniendo en cuenta si el lector es un niño urbano cuyo contacto con la naturaleza se resume a una salida al campo de vez en cuando.

En Mi rincón en la montaña de Jean C. George, escritora habitual en este tema, un niño decide irse a vivir a la montaña y va relatando su convivencia con este medio. Y en La mata de escarabajos, por ejemplo para los más pequeños, la naturaleza está presente en una pequeña mata que la protagonista cuida y que, gracias a esta dedicación, aprende a convivir con sus sentimientos.

El otro tipo de libros con mensaje de defensa de la naturaleza, es la denuncia del deterioro del medio ambiente. El hombre que plantaba árboles nos habla de la reconstrucción casi utópica de una abandonada tierra y la labor ininterrumpida e incansable de este hombre que, plantando árboles durante toda su vida, acaba salvando el terreno de la deforestación.


Feminismo

Mención especial merecen los Derechos Humanos y, en particular, la defensa de los derechos de la mujer. Mucho se ha escrito sobre ello y la polémica sigue en pie. Polémica en la que no vamos a entrar. Simplemente, volver a hacer hincapié en la importancia de la ilustración como portadora de esquemas y roles asumidos por el adulto y que le están transmitiendo una imagen diferente a la realidad en la que él vivirá cuando sea adulto. Es curioso observar la insistencia con que se repiten algunos símbolos cuyo significado se acaba asimilando.

Existen muchas lecturas en las que la mujer es protagonista o su rol sale fuera del ámbito hogar-familia. ¿Por qué no leerlas y facilitar el diálogo sobre ellas? Al niño pequeño no debe extrañarle que el narrador de Ana Banana y yo relate los juegos en los que su amiga no sólo tiene más iniciativa y valor, sino que también se observa el deseo de que un niño tímido y miedoso como él pueda llegar a ser, algún día, como su amiga Ana Banana. Es interesante ofrecer al niño libros en los que la imagen tradicional se rompe.


Marginación

En cuanto a la temática de la marginación o discriminación, el planteamiento es variado, al igual que el desenlace. Desde la problemática de los indios norteamericanos, por ejemplo, ampliamente estudiada a lo largo de su obra por el escritor iroqués William Camus, hasta el racismo sufrido por las víctimas del nazismo.

Aunque muchos de estos temas estén en un espacio y en un tiempo lejanos al nuestro, podemos observar que el problema se mantiene a lo largo del tiempo. Seguro que la marginación que sufre Oliver en Oliver Button es un nena la viven actualmente muchos niños cuando sus gustos y aficiones no encajan con los de la mayoría, o la situación de Los cocodrilos del barrio en la que un joven paralítico se integra en un grupo que le rechazaba por su defecto físico y que no sólo descubren cualidades sutilmente desarrolladas, sino que se hace indispensable como miembro de dicho grupo. Y qué probable es que la incomunicación que vive Fernando con sus padres en Ahora no, Fernando suceda más veces de las que nos gustaría.

Si observamos la producción literaria para niños y jóvenes, descubriremos que una parte importante se dedica a la literatura con valores, a la literatura que da referencias de comportamiento, que interpreta la realidad y, lo más importante, que hace recapacitar al lector.1



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Bibliografía

Guerra y paz

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Brukner, K., Sadako quiere vivir, col. Cuatro Vientos, Noguer, Barcelona, 1987. (A partir de 12 años.)

Cedar, S., El uniforme maldito, Ediciones S.M., col. La Torre y la Estrella. Madrid, 1987. (A partir de 6 años.)

Farias, J., Años difíciles, col. Las Campanas, Miñón, Valladolid, 1983. (A partir de 9 años.)

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Levoy, M., El pájaro amarillo, col. Juvenil Alfaguara, Alfaguara, Madrid, 1984. (A partir de 9 años.)

Llüisot, ¡Quiero una medalla!, col. Apel·les Mestres, Destino, Barcelona, 1988. (A partir de 6 años.)

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Los dos monstruos, col. Austral Infantil, Espasa-Calpe, Madrid, 1987. (A partir de 6 años.)

Pausewang, G., Los últimos niños, col. La joven colección, Lóguez, Salamanca, 1983. (A partir de 12 años.)

Rocha, R., Dos idiotas sentados cada uno en un barril, col. Baobab, Aliorna, Barcelona, 1987. (A partir de 9 años.)

Sampson, E., Alarma en Patterik Fell, col. Barco de Vapor, Ediciones S.M., Madrid, 1983. (A partir de 12 años.)

Southall, I., Dirección oeste, col. Barco de Vapor, Ediciones S.M., Madrid, 1984. (A partir de 12 años.)

Terlow, J., Invierno en tiempos de guerra, col. Gran Angular, Ediciones S.M., Madrid, 1985. (A partir de 12 años.)

Zaton, J., La sequía, col. La manzana mágica, Júcar, Gijón, 1988. (A partir de 6 años.)


Defensa de la naturaleza

Bojunga Nunes, L., El sofá estampado, col. Austral Juvenil, Espasa-Calpe, Madrid, 1985. (A partir de 9 años.)

Capdevilla, R., ¡Eh, no me dejéis solo!, Destino, Barcelona, 1985. (A partir de 6 años.)

Dahl, R., El dedo mágico, col. Juvenil Alfaguara, Alfaguara, Madrid, 1986. (A partir de 9 años.)

George, J. C., Mi rincón en la montaña, col. El Roble Centenario, Rialp, Madrid, 1989. (A partir de 12 años.)

Giono, J., El hombre que plantaba árboles, col. Mascota, Altea, Madrid, 1987. (A partir de 9 años.)

Keller, B., La mata de escarabajos, col. Austral Infantil, Espasa-Calpe, Madrid, 1995. (A partir de 6 años.)

Leaf, M., Ferdinando el toro, Lóguez, Salamanca, 1978. (A partir de 9 años.)

Levert, C., Pedro y su roble, Miñón, Valladolid, 1979. (A partir de 6 años.)

Lewis, N., Liebre y Tejón van a la ciudad, col. Benjamín, Altea, Madrid, 1983. (A partir de 6 años.)

McPhail, D., El parque de Enrique Oso, col. Austral Infantil, Espasa-Calpe, Madrid, 1984. (A partir de 6 años.)

Roy, C., ¡Es el colmo!, col. Mascota, Altea, Madrid, 1984. (A partir de 9 años.)

Southall, I., Filón del chino, col. Barco de Vapor, Ediciones S.M., Madrid, 1984. (A partir de 9 años.)

Whitmore, K., ¡Saltad todos!, col. Barco de Vapor, Ediciones S.M., Madrid, 1985. (A partir de 9 años.)


Defensa de los Derechos Humanos

Alcántara, R., El llanto del león, col. Baobab, Aliorna, Barcelona, 1987. (A partir de 9 años.)

Boie, K., Todo cambió con Jakob, col. Juvenil, Alfaguara, Alfaguara, Madrid, 1988. (A partir de 9 años.)

Blegvard, L., Ana Banana y yo, col. Benjamín, Altea, Madrid, 1989. (A partir de 6 años.)

Camus, W., Mis abuelos los indios Pieles Rojas, col. Labor bolsillo juvenil, Labor, Barcelona, 1984. (A partir 9 años.)

Camus, W., El gran miedo, col. Austral juvenil, Espasa-Calpe, Madrid, 1989. (A partir de 12 años.)

De Paola, T., Oliver Button es una nena, Miñón, Valladolid, 1982. (A partir de 6 años.)

Edwarson, C., Testimonio del infierno, col. Juvenil Alfaguara, Alfaguara, Madrid, 1989. (A partir de 12 años.)

Ende, M., Momo, col. Juvenil Alfaguara, Alfaguara, Madrid, 1984. (A partir de 12 años.)

Frank, A., Diario, col. El Ave Fénix, Plaza Janés, Barcelona, 1984. (A partir de 12 años.)

Grun, M. V. D., Los cocodrilos del barrio, col. Juvenil Alfaguara, Alfaguara, Madrid, 1987. (A partir de 12 años.)

Innocenti, R., Rosa blanca, Lóguez, Salamanca, 1988. (A partir de 9 años.)

Kerr, J., Cuando Hitler robó el conejo rosa, col. Juvenil Alfaguara, Alfaguara, Madrid, 1989. (A partir de 12 años.)

McKee, D., Ahora no, Fernando, col. Benjamín, Altea, Madrid, 1986. (A partir de 6 años.)

O'Dell, S., La canción de la luna, col. Marabierto, Ediciones B, Barcelona, 1988. (A partir de 12 años.)

Ossowski, L., Estrella sin cielo, col. Juvenil Alfaguara, Alfaguara, Madrid, 1987. (A partir de 12 años.)

Pausevang, G., La familia caldera, col. La joven colección, Lóguez, Salamanca, 1987. (A partir de 12 años.)

Pfeiffer, O., Entre el cielo y el infierno, col. Juvenil Alfaguara, Alfaguara, Madrid, 1989. (A partir de 12 años.)

Yeoman, J., La rebelión de las lavanderas, col. Benjamín, Altea, Madrid, 1987. (A partir de 6 años.)


Zimnik, R., Jonás el pescador, col. Austral juvenil, Espasa-Calpe, Madrid, 1987. (A partir de 9 años.)


La historia interminable de Michael Ende

Texto: Ivan Rúmar en El blog de Ivan Rúmar
Imagen: Mellodee



Para el libro nº19 del reto tenía ganas de leer algo de literatura infantil y juvenil, y un miniclub organizado en la página Ábrete libro me dio la idea: leer uno de los clásicos entre los clásicos del género. Exacto, estoy hablando de "La historia interminable" de Michael Ende. Era imperdonable que aún no la hubiese leído. Miento, hubo un intento cuando era más pequeño y lo dejé, no recuerdo por qué motivo. Y bien, ¿qué me ha parecido? Pues tendréis que pasar antes por la sempiterna sinopsis. Es que sino no sé qué hacer para que la leáis. Extraída de Casa del Libro:

"La Emperatriz Infantil está mortalmente enferma y su reino corre un grave peligro. La salvación depende de Atreyu, un valiente guerrero de la tribu de los pieles verdes, y Bastián, un niño tímido que lee con pasión un libro mágico. Mil aventuras les llevarán a reunirse y a conocer una fabulosa galería de personajes, y juntos dar forma a una de las grandes creaciones de la literatura de todos los tiempos."

Este libro deberían leerlo todos los niños/adolescentes. Aprenderían muchas cosas y, estoy seguro, ayudaría a que se aficionasen a la lectura (y menos rollos infumables que solo hacen que los alumnos aborrezcan la lectura). Lo más destacable del libro son los valores y las enseñanzas personales que transmite. Nos habla del valor de la amistad, y ese es uno de sus ejes más relevantes -simbolizado por la relación entre Atreyu y Bastián-, pero no solo eso. Habla de muchas cosas; de cómo debemos querernos tal y como somos, con nuestros defectos y virtudes, y no querer aparentar algo distinto de lo que somos; de que hay momentos en esta vida donde debemos ser fuertes y enfrentarnos con valentía a los problemas, plantarles cara y no huir; ser capaces de soñar y creer que los sueños tarde o temprano se cumplen si perseveramos en ellos; que la vanidad y la desconfianza respecto los demás son muy malos consejeros. En definitiva, hay múltiples mensajes y lecturas que no puedo plasmar en toda su grandeza en una reseña. Hay tantas frases míticas, para enmarcar, y reflexiones, que no acabaría nunca.

Desde un punto de vista más literario, y sin entrar aún en la estructura propiamente dicha, la riqueza de especies que inundan el mundo de Fantasía es apabullante y constituyen un ejercicio de imaginación digno de admiración. Es uno de los principales atractivos de la novela descubrir en cada rincón alguna extraña especie morfológico y psicológicamente hablando. Los personajes, todos llenos de simbolismo, son originales. Tenemos al leal Atreyu y Fújur, abanderados de la fuerza de la amistad, por ejemplo. Pero, por encima de todos, tenemos a Bastián y la evolución que se marca desde que cae en Fantasía hasta que vuelve a su hogar. Vemos, como poco a poco, va cayendo en una espiral autodestructiva que le lleva a las profundidades, a lo peor del ser humano -que según Ende es atacar a tus propios amigos, cómo hace Bastián en la Batalla de la Torre de Marfil- y, gradualmente, a salir de ellas y volver a ser el que era antes y no la imagen perfecta que creía que debía ser. 

Por otro lado, el montaje que realiza el autor convirtiendo lo que creemos que es el mundo real en parte de la ficción del libro rebosa maestría (la combinación de los dos colores es muy original). El capítulo donde la Emperatriz Infantil conoce al escritor de la Montaña Errante es genial y como va escribiendo lo que vamos leyendo sobre la marcha es difícil de explicar. Ese hecho marca el fin de la primera parte y el inicio de la segunda. En este punto debo detenerme y decir que la primera es impecable. El viaje a contrarreloj de Atreyu para salvar Fantasía de las manos de la Nada es genial, quizás en ocasiones muy "de aquí para allá y sin detenerme mucho en los lugares", pero muy entretenido. La segunda, en mi opinión, es más floja y todo porque está construida con el único objetivo de mostrarnos el desarrollo de Bastián que antes comentaba. Y aquí es donde el autor hace que caiga el listón que tan alto había dejado. Todo está centrado en el personaje de Bastián y todo lo demás carece de ese ritmo y ese frenesí de la primera parte, pues el problema de la Nada ya está solucionado. En más de una ocasión llegó a aburrirme, sobre todo al inicio de la misma. Y quizás también ayude lo estúpido que se vuelve Bastián una vez cegado por el poder y la vanidad y que no empatices con él. Aun así es un libro cargado de grandes momentos, incluso en la segunda parte, como todo el arco de Graógraman, la ciudad de los Antiguos Emperadores o el viaje de vuelta a casa, donde destaco la casa de doña Ayoula y la mina de los sueños de Yor. También debo hacer especial mención a un recurso muy característico que usa de vez en cuando y que hace mucha gracia. Es la frase que usa para cortar historias secundarias y que dan verdadera profundidad al título de la novela, a la par que generan una intriga que no se resolverá nunca y que el autor nos deja para que fantaseemos:

"Pero esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión."

Finalmente, me gustaría comentar ese trasfondo metaliterario que respira la novela. De cómo los escritores somos creadores de mundos y que está en nuestro poder dotarlos de vida, y que cada lector es partícipe, a su manera, de las historias sobre las que está leyendo. El autor escribe una historia, pero existen múltiples puntos de vista y lecturas desde los que abordar cualquier historia. En este sentido, la conversación final con Koreander está llena de significado.

En conclusión, una novela excelente que solo se ve lastrada por una segunda mitad más aburrida. Pero vale la pena todos los valores y emociones que transmite y sobre los cuáles muchos deberíamos reflexionar. No solo recomendable para jóvenes, sino también para adultos.


viernes, 11 de diciembre de 2015

La historia interminable. Una maravillosa transformación de la fantasia

Texto: Jorge Buckingham en Mundopoesía
Imagen: Djamila Knopf



Fue inquietante observar -hace ya algunas décadas- cómo un exultante capitalismo hizo su aparición en escena, acompañado de una claudicación intelectual de deleznable miseria moral. La realidad se empeñaba en ser una dura realidad y el capitalismo imperialista, en ser meramente capitalismo en la sociedad de consumo. Ante este estancamiento político,social y económico, los líderes de opinión han visto la necesidad de volver-una vez más- tras sus pasos. Frente a eso, la posición de intelectuales como Adrienne Rich y Jacques Derrida son manifestaciones concretas sobre la crisis de los grandes relatos literarios y sobre el fin de las ideologías.

Para hurgar en estos horizontes, presentamos este alcance sobre el imaginario de Michael Ende, uno de los escritores del género fantástico más geniales que nos ha dado la literatura contemporánea. La Historia Interminable -su obra maestra- es un viaje alucinante a un mundo de aventura que el lector difícilmente podrá olvidar.


UN ARTISTA INTERMINABLE​
Michael Andreas Helmut Ende nació el 12 de noviembre de1929 en Baviera (Alemania). Es el único hijo del pintor surrealista Edgar Ende y la fisioterapeuta Luise Bartholomä. Su infancia estuvo marcada por la impronta del ambiente bohemio y artístico en que se movía su padre. En su juventud -mientras era estudiante-, participó en una agrupación social anti nazi llamada Frente Libre Bávaro. Por esto, tuvo que suspender sus estudios durante una temporada, para servir al ejército alemán. Luego, la familia se muda a un barrio de artistas en Múnich -influencia decisiva para el autor. En 1947,entra a la escuela antroposófica del filósofo coterráneo Rudolf Steiner. Ese mismo año escribe su primera obra de teatro, Ya Es La Hora, dedicada a las víctimas del holocausto en Hiroshima. Más adelante, estudia traducción e interpretación en la escuela del director teatral Otto Falckenberg, en Múnich.Ende empezó a escribir relatos de corte infantil y juvenil a principios de los 50s. 

Trabajó como actor y guionista de espectáculos de cabaret, mientras escribía crítica cinematográfica. Alcanzó popularidad en su patria con la obra Jim Botón Y Lucas El Maquinista, novela fantástica que le mereció el premio Deutscher Jugendbuchprei al mejor libro alemán del año para público infantil.En 1962, publicó la segunda parte, Jim Botón Y Los 13 Salvajes. En 1981, contrajo matrimonio con la cantante Ingeborg Hoffman, con quien vivió en Roma. Lamentablemente, Ingeborg fallecería cuatro años más tarde debido a un cáncer avanzado. Ende casó en segundas nupcias con la japonesa Mariko Sato.

A grandes rasgos, podemos decir que la obra de Michael Ende se enmarca dentro del género fantástico. El autor adquirió fama universal con novelas como Momo (1973), historia con toques surrealistas y metafísicos, y La Historia Interminable (1979)-ambas adaptadas a la pantalla grande. La primera narra las aventuras de una niña que se enfrenta a los Hombres Grises, quienes roban el tiempo a las personas. La segunda es un libro que trata de otro libro: el primero narra la historia de Bastián Baltasar Bux, un niño que, al robar un extraño volumen dela librería, es decir el otro libro; descubre que misteriosamente habla sobre él, y es absorbido por su trama. Esta obra fue llevada al cine en 1984,modificando muchos aspectos de la novela original, por lo que Ende manifestó su sentida desilusión. Aún así, la película fue un éxito de taquilla. Los libros de Michael Ende suelen tener títulos llamativos y extraños. Algunos de los más destacados son El Libro De Los Monicacos (1970), Tragasueños (1978), Jojo: Historia De Un Saltimbanqui (obra de teatro, 1982), El Goggolori (1984), El Espejo En El Espejo (1986), El Ponche De Los Deseos (1989) y Carpeta De Apuntes (1994).


TO WISH IMPOSIBLE THINGS​

Bastián Baltasar Bux es un niño de diez años cuya vida noha sido nada fácil. Quedó huérfano de madre cuando era muy pequeño -pero, a pesar de eso, mantiene una distante relación con su padre. Tampoco interactúa con los demás chicos de su edad en la escuela, por ser objeto de burlas y maltratos. Consecuentemente, suele refugiarse en los libros de aventuras:respirar las páginas de la ficción le parece una experiencia más interesante que la triste realidad de la vida cotidiana. Bastián escapa de un grupo de chicos que lo molestaban y se esconde en una librería -propiedad del Sr. Koreander-, donde encuentra un libro titulado La Historia Interminable. El muchacho piensa que es el mejor libro de todos, pues siempre había soñado con una historia que no terminara nunca. Es así que cae en la tentación de robar el libro, y huye hacia el desván de su escuela, donde empieza a leerlo con interés.

La mayor parte de la narración ocurre en el fabuloso mundo de Fantasía, un reino amenazado por la Nada (que representa la carencia de imaginación de la gente del mundo real). En ese mundo de ensueño, el protagonista es Atreyu, un joven guerrero a quien la Emperatriz Infantil -que se encuentra enferma de muerte- le ha pedido iniciar una empresa arriesgada para evitar que Fantasía sea devorada. El otro protagonista es un muchacho del mundo real, quien lee la novela del mismo título, y descubre que la trama se vuelve cada vez más atrapante. La misión de Atreyu es obtener una cura eficaz para la soberana y salvar el reino de su absoluta extinción. El muchacho viaja a los confines de Fantasía, conociendo a varios de sus habitantes -entre ellos Fújur, el Dragón Blanco De La Suerte. Más adelante, Atreyu descubrirá que él mismo es incapaz de salvar Fantasía. Su verdadera misión es conseguir una criatura humana, que dé un nombre nuevo a la Emperatriz Infantil: sólo de esta manera podría recuperarse de la terrible enfermedad que le afecta. Bastián sigue con mucho interés la lectura sobre las aventuras de Atreyu a cada paso. Sin embargo, se resiste a creer que pueda interferir de algún modo en el transcurso de La Historia Interminable

A pesar de las fugaces pruebas que le ofrecen, el inseguro muchacho piensa que no es digno de ejecutar semejante tarea. Cuando la desaparición de Fantasía es inminente, la Emperatriz Infantil arriesga su última exhalación para invocarlo. En el último momento, Bastián comprende el mensaje, y acepta que es él quien debe darle vida a la reina, al mencionar desesperadamente su nuevo nombre: Hija de la Luna.Es así como Bastián ingresa al mundo de Fantasía, donde la Emperatriz Infantil le encarga la creación de un nuevo mundo a partir de su imaginación y deseo. Para ello, le hace entrega del medallón ÁURYN -que le otorga poder de creación ilimitado. Entonces Bastián empieza a hacer uso de él,pidiendo un deseo tras otro, los cuales se cumplen ante sus ojos. Inicialmente,el muchacho trata de deshacerse de todas las debilidades que le habían atormentado en su vida anterior -desea ser fuerte y valiente. Mas la Emperatriz Infantil no le advierte que, con cada deseo que pidiera, perdería un recuerdo de su vida pasada.


LA VOLUNTAD DE PODER​
La historia de cómo Michael Ende se propuso escribir su novela más celebrada fue verdaderamente casi interminable. Se inició en febrero de 1977, con la visita del editor Hansjörg Weitbrecht al escritor en su casa de Genzano. Tan pronto como se aborda el tema del siguiente libro a publicar, Ende comienza a hurgar en una caja de zapatos y a pensar en un montón de ideas. En un pedazo de papel, escribe el siguiente resumen:un niño toma un libro encontrándose literalmente dentro de la historia, y tiene problemas para salir de ella. Una vez que Weitbrecht expresase su aprobación, Ende prometió entregar el manuscrito antes de Navidad. Asumió que el proyecto sería relativamente sencillo, pero en privado se preguntaba cómo podía estirar el material para llenar un centenar de páginas.

La Historia Interminable es un libro mágico que se contiene a sí mismo. El relato está narrado desde dentro de la historia, como una suerte de caja china (lo que hace que el contenido cada vez signifique algo diferente). Al compartir la odisea de Bastián, es el lector quien se ve auténticamente involucrado en la narración. En la primera parte del volumen, se relata cómo el protagonista comienza a leer, y qué es lo que le fascina de los libros -en Atreyu ve a su ideal de arquetipo imposible.A medida que Bastián lee la historia, se hace cada vez más evidente que el llamado a darle el nuevo nombre a la Emperatriz Infantil es él mismo, pero aún así le falta coraje. Bastián se siente fascinado por su lectura, pero su destino no es sólo leer pasivamente (tarde o temprano él mismo se aventurará a crear sus propias historias). Esto es lo que simboliza el darle un nombre a la Emperatriz Infantil. Es por eso que la Nada se extiende por Fantasía, porque los humanos han dejado de soñar. Esta analogía se puede interpretar como un símbolo de la vera voluntad despojada de trabas en un niño como Bastián. Pero innumerables obstáculos se interponen en la búsqueda de ese libre albedrío. Al hacer lo que no se desea, el protagonista se ve comprometido de una manera sobre impuesta. La única consigna que recibe en Fantasía es; haz lo que quieras. Esto no quiere decir que Bastián pueda hacer lo que se le antoje, significa que debe seguir sus deseos hasta que lo lleven a su verdadera voluntad -y nada es más difícil de encontrar que lo que realmente se desea. 

En esto consiste la consigna de Bastián para salvar Fantasía (una clara referencia a Thelema, la doctrina espiritual canalizada por Alisteir Crowley, cuya premisa fundamental es: Haz tu voluntad y será el todo de la ley. Esto se puede interpretar de modo filosófico: en Nietzsche, el símbolo de la verdadera voluntad está despojado de trabas. Es Bastián quien logra vencer los innumerables obstáculos que se interponen, haciendo lo que no desea. Nos encontramos -al igual que Bastián Baltasar Bux- con un libro maravilloso. El primer capítulo empieza con el símbolo de la letra A, el segundo por la letra B y así sucesivamente hasta el último. La primera letra de cada capítulo aparece en un dibujo realizado en tinta roja y verde por Roswitha Quadflieg. Estos dibujos también representan los personajes y los acontecimientos del capítulo que presentan. 

La Historia Interminable puede propiciar muchísimas lecturas. Se trata de una obra literaria que desafía, con su deslumbrante poder de seducción, hasta al lector más imaginativo. Esta magnífica novela es un relato que contiene todos los relatos. Está escrita con una técnica narrativa de espiral infinito, cuya trama conduce al lector a través de los recónditos y encantadores parajes del fascinante mundo de la Fantasía. Donde todos nuestros sueños pueden convertirse en la más intensa y viva realidad. 


Momo (o el libro del tiempo)

Texto: Bárbara Barrientos en Asuntos inconclusos
Imagen: zhoung



Si nos tomamos un momento para realizar un inventario del tiempo a través de nuestra vida, nos daríamos cuenta que no tenemos idea de dónde están todos esos segundos que nos revela el resultado. Nuestra vida pasada se reduce a cero. 

¿Qué pasaría si pudiésemos guardar el tiempo en un banco; ese tiempo que utilizamos en cosas inútiles como dormir, leer, comer, ver por la ventana, conquistar a alguien, pensar, sonreír, tararear una canción?

Es esta la proposición de los hombres de gris en “MOMO O LA EXTRAÑA HISTORIA DE LOS LADRONES DEL TIEMPO Y LA NIÑA QUE DEVOLVIÓ EL TIEMPO A LOS HOMBRES”. 

Momo es un libro escrito por el alemán Michael Ende (1929-1995) en el año de 1973. Ende es más conocido por su libro La historia interminable (1979) que fue llevada al cine con el nombre La historia sin fin (1984). Este libro le dio la fama al autor, pero muchos críticos literarios consideran que Momo es en realidad su obra maestra. 

Michael Ende es un gran escritor de decenas de obras infantiles y juveniles, ensayos, poesía y teatro. Hijo del pintor surrealista Edgar Ende, de quien recibió su visión humanística y su sensibilidad artística. Toda su obra es de género fantástico y con su manera fluida de narrar y de enlazar escenas, hace que sea un verdadero placer leerle tanto para chicos como para grandes. 

Es importante ubicar a Ende en el contexto histórico: La Segunda Guerra Mundial. Ende vivió el mayor conflicto bélico de la historia huyendo de las órdenes de unirse a la milicia y utilizando su talento como mensajero para la organización antinazi “Frente Libre Bavariana” en plenos bombardeos. 

Este hombre, que atravesó la guerra y que vio la violencia en su máxima representación, es el mismo hombre soñador, positivo, fantasioso y valioso que llamó a su propia casa “Casa del unicornio”, que ilustraba sus propios libros y que dejó un legado artístico enorme; el que escribía con esperanza, el que ponía en tela de juicio esos aparatos que se empezaban a vislumbrar en la posguerra y que hoy en día serían nuestro pan diario. Un pensador que con gran creatividad diagnosticaba los problemas sociales venideros y que con humildad aprendía de los niños y lo transmitía a los adultos convirtiéndose, como lo fue en la guerra, en un mensajero. El mismo que mantuvo intacta su esencia hasta el 28 de agosto de 1995 cuando el cáncer arrebató su vida pero no su legado. 

Momo es uno de los libros más humildes que he leído, y no solamente por los personajes y sus condiciones de vida, sino porque en cada capítulo el autor vierte una cantidad de reflexiones que solo podrían hablar de él mismo. 

Vale la pena mencionar que Michael Ende es otro de esos escritores que dejan huella en los lectores, no solo por su calidad de escritor, sino por su calidad humana que refleja en cada uno de sus libros. Prueba de esto es Carpeta de apuntes (1994), una recopilación de 104 reflexiones (cada una mejor que la otra). 

Considero que encajonar a Momo con la etiqueta de "libro infantil", es un verdadero error. Es este un libro que todo mundo debería leer sin importar la edad, ya que el mismo autor describe su obra como "libros para niños de 8 a 80 años". Su temática social, económica, su reflexión sobre la vida misma, incluso cómo aborda temas profundos con el uso de varios símbolos, o la forma en que está escrito, no solamente por su desarrollo sino porque el autor ha conseguido que sea una historia que se encuentre vigente en cualquier momento, hace que este libro sea imperdible.

Tal vez a cualquier adulto que lea Momo le parezca un libro que no aporta nada nuevo, que efectivamente es un libro infantil y que su fantasía metafísica, su carga moral y sencillez no son nada extraordinario. Yo me atrevo a rebatir estas críticas con palabras del mismo autor:

“Por supuesto que yo –como la mayoría de los hombres sensatos, siempre y hasta el día de hoy- creo en ángeles, demonios y en un universo espiritual, jerárquicamente ordenado, de inteligencias y seres de los más diversos géneros, lo hago porque estoy convencido de que el arte y la poesía de todos los tiempos y de todos los pueblos se acercan mucho más a la verdad que la triste imagen de la realidad de lo sólo-demostrable, una realidad que en el mundo de hoy pretende ser lo único cierto. Y si yo no tuviese cien otras razones que apoyasen esta convicción mía, me bastaría lo siguiente: que la imagen actual de lo sólo-demostrable, pese a su inmensa complejidad, es en el último término, pura y simplemente, aburridísima” (También es una razón, Carpeta de apuntes, 1994). 

Quizá para nosotros, los amantes de la fantasía y la ficción, nos parece más sencillo valorar el libro, pero es necesario recalcar que Momo esconde una fuerte crítica al capitalismo y al sistema en general. Una crítica que en su momento generó controversia. Michael Ende había escrito un libro infantil que hablaba del sistema que lamentablemente continuaría vigente y sólido casi medio siglo después.

La gran diferencia entre Ende y los otros escritores que abordaban los mismos temas en la misma época era que Ende lo hacía con la esperanza que le faltaba a los otros frente a tales acontecimientos. Esperanza que solo puede nacer en el imaginario de un ser especial que creía fielmente que la razón de todos los males era la pérdida de los valores humanos. Valores que desarrolla a través de esta historia.

Momo es una niña de quien no se conoce su origen ni se conocerá jamás, y en realidad no importa. Su pequeña complexión hace que sea imposible determinar su edad pero ella resuelve el problema con una respuesta muy acertada: “Que yo recuerde, siempre he existido”. Su apariencia es desaliñada, su cabello negro y alborotado como quien nunca ha conocido un peine, sus ojos son enormes y tan negros como las plantas de sus pies. Su ropa son harapos enormes que no se molesta en ajustar porque está muy consciente que continuará creciendo. Momo tiene una virtud que no cualquiera posee: sabe escuchar. No, no escucha como escuchan todos, ella lo hace de una manera excepcional. 

«Eso no es nada especial, dirá quizás, algún lector; […] Pues eso es un error. […] Momo sabía escuchar de tal manera que a la gente tonta se le ocurrían de repente ideas muy inteligentes […] Sabía escuchar de tal manera que la gente perpleja o indecisa sabía muy bien, de repente, qué era lo que quería. O los tímidos se sentían de repente muy libres y valerosos. O los desgraciados y agobiados se volvían confiados y alegres. Y si alguien creía que su vida estaba perdida y que era insignificante […] y le contaba todo eso a la pequeña Momo, le resultaba claro de modo misterioso mientras hablaba, que tal vez había solo uno como él entre todos los hombres y que, por eso, era importante a su manera para el mundo.¡Así sabía escuchar Momo! […] Algunas noches, cuando ya se habían ido a sus casas todos sus amigos, se quedaba sola en el gran círculo de piedra del viejo teatro sobre el que se alzaba la gran cúpula estrellada del cielo y escuchaba el enorme silencio. Entonces le parecía que estaba en el centro de una gran oreja que escuchaba el universo de estrellas. Y también que oía una música callada, muy impresionante, que le llegaba muy adentro, al alma. En esas noches solía soñar cosas especialmente hermosas. Y quien ahora siga creyendo que el escuchar no tiene nada de especial, que pruebe, a ver si sabe hacerlo tan bien».

Beppo Barrendero encuentra por casualidad a Momo en las ruinas del anfiteatro de una pequeña ciudad italiana, de la que no conocemos el nombre y tampoco importa. Desde del primer momento que Beppo la ve, queda prendado de su gracia e invita a todos a conocerla. La aceptan con cariño y le ofrecen su ayuda. Beppo es un hombre tranquilo que disfruta la vida a cada segundo, que no tiene prisa de nada.

Momo se adapta a la comunidad y desde su llegada las cosas cambian bastante. De pronto los ánimos cambian porque ya hay alguien que escucha esas cosas que todos necesitan contar y que nadie escuchaba antes, hay alguien que con solo mirar a los ojos cambia la perspectiva de las cosas, alguien que motiva a cambiar con sus palabras.

Momo es una niña creativa, imaginativa, sincera. Desde que llegó a la ciudad, los niños se reúnen a jugar con ella y en el abandonado anfiteatro ocurre toda clase de aventuras increíbles lideradas por la pequeña con falda fabricada de retazos. Gigi es un muchacho muy especial que se convierte en el mejor amigo de Momo: un cuentacuentos, un charlatán por naturaleza, simpático, atractivo y extrovertido. Es capaz de convencer a cualquiera de lo que sea, es básicamente un artista callejero que se gana la vida como guía turístico inventando historia increíbles sobre esa pequeña ciudad.

Un día cualquiera, un hombre de gris sorprende al peluquero entrando por la puerta, acabando con la paz que había y dando órdenes como si tuviese algún derecho. El tipo realiza una especie de inventario sobre el tiempo en la vida del peluquero, de todo ese tiempo que según él desperdicia en las pequeñas cosas de la vida. El peluquero termina aturdido y persuadido de que el tiempo es dinero y que no puede desperdiciarlo, y acepta la propuesta del hombre de gris de ahorrarlo en un banco y aprovechar el tiempo que queda al máximo, produciendo y produciendo. 

Esto es una completa estafa, claro está, pero ¿quiénes son los hombres de gris? El sistema, la industria, el consumismo, el capitalismo, nosotros mismos. En esta historia está representado por unos hombres que visten de gris y siempre fuman un puro. Son unos estafadores que viven del tiempo que le roban a las personas haciéndoles creer que es posible ahorrarlo en un banco. Pero entre más tiempo se ahorra menos tiempo se vive.

Cada uno de los personajes de esta historia representa a una parte de nosotros mismos, a cada uno de los sectores de la sociedad frente al sistema en el que vivimos. Todo esto, más el dilema sobre uno de los inventos más polémicos de toda la historia: el tiempo. Intentar entender el tiempo ha sido un problema filosófico, científico y hasta espiritual que nunca se ha conseguido descifrar del todo y que por eso se ha inventado un método para medirlo como si eso fuese posible. 

Y es que podemos preguntarnos qué es el tiempo sin llegar a ninguna respuesta. El tiempo será eso que un reloj marca. El tiempo es el reloj mismo, el invento que el hombre hizo para fragmentar la vida en pequeños pedazos que por separado no son nada. Para todos es algo diferente, cada uno lo mide de la manera que desea, pero nadie puede ser objetivo porque el tiempo no existe. El tiempo es la vida. 

Parece como si cada día tuviésemos menos tiempo. Como si las horas fuesen más cortas y los días más pequeños; era eso exactamente lo que lograban los hombres de gris. Al momento en que las personas permitían que ellos entraran a sus vidas con sus ideas y les daban el tiempo para ahorrarlo, los hombres de gris tenían acceso a la “flor horaria” de cada persona y con sus pétalos formaban los puros que los mantenían vivos. 

Momo repara en que cada uno de sus amigos está cambiando, que las cosas no son las mismas y se propone detener a los hombres de gris con la invitación que le hace una gran tortuga que escribe mensajes en su caparazón (Casiopea es su nombre, como la constelación). Casiopea la dirige en un viaje en el tiempo, donde descubrirá la forma de salvar a sus amigos. 

Tuve la dicha de leer Momo hace muchos años y es mi libro infantil favorito. Lo releí posteriormente y me percaté que había cambiado bastante. Ya no era el mismo libro de la niña despeinada y, Casiopea, quien le cambió el nombre a la tortuga que en esa época yo tenía como mascota (una linda coincidencia), de pronto me hacía pensar en nuevas cosas. Tengo la suerte de tener las dos visiones del libro: como niña y como adulta. Pero mi última relectura para escribir esta nota me hizo darme cuenta que al leerlo como adulta es muy sencillo identificarse y entender el mensaje, pero leerlo como niña es un acto de esperanza.


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